viernes, 9 de noviembre de 2012

BIBLIOTECA DE CLASE

¡ME LLEVO ESTE!


Después de la visita a la biblioteca del Zaidín y las explicaciones sobre el terreno de Mª Ángeles del funcionamiento de una biblioteca, aclarando el concepto préstamo, como sabían donde tenía que ir cada libro, el cuidado a tener, etc., decidimos abrir la biblioteca de la clase de la campana para llevarse también los libros a casa durante el fin de semana.
¿Cómo organizarnos para que sepamos que libro se lleva cada uno? ¿Y si se le olvida? ¿Cual le ha gustado a mi amiga?... Os contamos a continuación como está funcionando.

Ya tuvimos nuestra primera experiencia el curso pasado en la Pecera, donde iniciamos un pequeño registro anotando en un panel quién se llevaba un libro y se tachaba cuando lo traían. 
Este año en la campana disponemos de una biblioteca algo más amplia que hemos clasificado con la participación de todos con etiquetas de colores en cada ejemplar, agrupándolos por temáticas: azules para cuentos e historias, verdes los que tratan de animales, naranja para los de cosas de la naturaleza, rojo para los de consulta sobre distintos temas, etc.  Además, les pusimos números con los sellos que teníamos como vimos en los libros del Zaidín.




El viernes cada niño o niña que lo desea escoge ese ejemplar que le ha gustado porque lo hemos leído antes, porque le encantan los de animales, porque se lo llevó su amigo...

Avanzamos anteriormente en discusiones en el corro que código -cosas- podíamos poner para saber que libro se llevaba cada uno. Después de distintas propuestas vimos que poner el color de la colección del  libro y su  número podía servir.

Buscamos con que poner el color y los números de tampones y a registrarse en tablero de doble entrada que se había preparado con los nombres que anteriormente cada uno había escrito en el ordenador.
Cuando el lunes los devuelven a su sitio se tachan. Después en el corro comentaremos si les ha gustado, donde y con quién lo han leído, etc.
Pero, cuando la primera vez repasamos quién había tachado y quién no lo había traído -¡a mi padre se le olvidó!- discutimos que podíamos hacer para acordarnos. 

Sorprende como aparecen ya muchos de los mecanismos de la sociedad en la que vivimos y que ellos absorven con facilidad, pues rápidamente apareció la propuesta de Multa, entre otras más severas.
Acordamos que cada lunes uno se encargaría de poner las multas -una M grande en la cuartilla- que pegaría en su percha para que se acordaran todos en casa. 
 ¡Pues funciona!.

Muestran el libro que se llevan, comprobando en la ficha interior quién ha disfrutado ya ese ejemplar. Añadirá su nombre y así animará a las amistades a coger ese libro.




La biblioteca como conexión entre la casa y la escuela está funcionando, por la gran participación que tiene, por promover el hábito de la lectura, el sentido de la responsabilidad de cuidar un bien común, tener que acordarse, y sobre todo, por compartir el disfrute de las bellas historias y los descubrimientos que los libros nos proporcionan.




 

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